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En el año 2007 un estudio llamado Naughty Dog, reconocido por su destreza a la hora de desarrollar juegos de plataformas como Crash Bandicoot o Jak & Daxter decidió ir un paso más allá. Decidió abandonar su zona de confort en busca de un imposible: plantar cara a la mismísima Lara Croft, icono mundial de la industria de los videojuegos.
El sueño de estos desarrolladores era tan ambicioso que muchos se llevaron entonces las manos a la cabeza. ¿Abandonar una fórmula de éxito seguro en busca de algo que ya existía tanto con Tomb Raider como con Indiana Jones? ¿Dejar de lado la seña de identidad del estudio? En un sector en el que, no lo olvidemos, las compañías buscan rentabilizar sus proyectos y conseguir el mayor beneficio posible minimizando los riesgos, esta decisión debió de poner la piel de gallina a más de un alto cargo se Sony.
Sin embargo, Naughty Dog «era un estudio con fortuna, y debía buscar su propia fortuna«. Confiando en sus capacidades se atrevieron a saltar al abismo, y la saga Uncharted es el tesoro que han encontrado como recompensa. 9 años después, Nathan Drake es un personaje reconocido en todo el mundo, y el ejemplo en el que ahora los creadores de Tomb Raider se inspiran para crear sus juegos.
Y como suele ocurrir en todas las historias de cazatesoros, siempre hay un objeto que brilla más que el resto. Esa joya que destaca entre las dunas de monedas de oro y cofres repletos de diamantes y rubíes. Ya os lo adelantamos, Uncharted 4: El Desenlace del Ladrón es esa joya.
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Entrando ya en materia, lo primero que nos ha impresionado de esta súper producción exclusiva para PlayStation 4 es su trama argumental. La tercera entrega de la franquicia resultó ser un gran juego, pero pecaba de repetir la misma fórmula que sus predecesores con la clásica historia que todos sabíamos que terminaría bien. El héroe, el tesoro, la chica y la explosiva huida final. Aunque Uncharted 4: El Desenlace del Ladrón se apoya sobre las mismas bases, incorpora dos nuevos elementos que aportan un enfoque totalmente distinto se la aventura.
Por un lado, Nathan ya está retirado, y pese a echar de menos este tipo de emociones, valora la vida de que lleva fuera de los tiroteos y los peligros de las tumbas milenarias.
En segundo lugar encontramos a Sam, el hermano «perdido» de nuestro protagonista. Este nuevo personaje cuenta con un interesante trasfondo que aporta credibilidad al argumento. Tanto él como el resto de personajes son presentados en mayor profundidad que en anteriores juegos. Nathan no quiere correr más riesgos. Sam echa de menos a su hermano y su vida depende del tesoro que han estado persiguiendo desde su infancia. Sully está mayor, y Elena está harta de los caza tesoros. Incluso los villanos tienen motivos con los que se podría llegar a empatizar.
Sin entrar en spoilers, os diremos que la historia arranca con la llegada de Sam en busca de la ayuda de su hermano pequeño para encontrar un tesoro que debe conseguir como pago por su vida tras unos acontecimientos que también se recrean al comienzo del juego, y donde ya nos quedamos boquiabiertos en un par de ocasiones.
El ritmo narrativo va siempre en aumento, intercalando situaciones frenéticas y de acción constante con espacios dedicados a dejar tiempo al jugador para tomarse un respiro, ya sea mediante algunos flashbacks que explican cómo los hermanos Drake han llegado a convertirse en lo que son, o bien deleitándonos con los escenarios que los diseñadores de Naughty Dog han creado para nosotros.
Así vamos disfrutando cada uno de los 22 capítulos de los que consta la aventura, en los que presenciaremos algún giro argumental inesperado y un final no sólo del juego, si no de toda la franquicia, (según confirmaron en su momento los responsables del estudio de desarrollo), que cierra completamente el hilo argumental con un sobresaliente broche de oro. Jugar a este título sabiendo que es la última aventura en la que vamos a ver a Nathan añade un ingrediente más a la experiencia: la nostalgia de toda una década de aventuras.
Pequeños pero importantes detalles ayudan a dotar de mayor realismo a los personajes. Cuando salimos del agua se golpean la cabeza para sacarse el agua de los oídos, cuando terminamos de correr jadean, cuando nos paramos frente a un espejo se miran y se peinan, y cuando conducimos y el coche patina por el barro mueven rápidamente el volante para tratar de tomar el control del vehículo de nuevo. Uncharted 4 está plagado de este tipo de animaciones que hace sentir que lo que tenemos en frente son personas de verdad, con sus virtudes, sus defectos, sus costumbres y sus manías.
Esto sucede en prácticamente cualquier situación del gameplay, que pese a mantener los mismos pilares que en las anteriores entregas, tiroteos, escalada, puzles, y algo de exploración, cuenta con escenarios mucho más amplios, lo que conlleva también un mayor número de opciones para afrontar los momentos de disparos o llegar de un punto A a un punto B, y más lugares donde encontrar los diferentes tesoros y notas, y desbloquear conversaciones con nuestros compañeros. Además, Naughty Dog ha optado esta vez por incluir una nueva herramienta de apoyo en nuestro viaje. Se trata de un gancho con cuerda que podremos lanzar a posiciones elevadas para clavarlo y poder balancearnos en cualquier dirección. Su uso está implementado a las mil maravillas, y no solo nos permitirá evitar obstáculos o esquivar a la muerte al caer por un precipicio, si no que nos permitirá utilizarlo en combate para saltar de una plataforma y caer en otra sobre nuestros adversarios.
Los enfrentamientos contra los soldados enemigos varían en función de las armas que estos lleven, así como las que nosotros tengamos equipadas en cada momento, al igual que en los juegos anteriores de la saga. Sin embargo, y más allá del ya mencionado uso del gancho, la nueva aventura de Nathan Drake cuenta con coberturas de diferentes materiales que en muchos casos se van deteriorando con los disparos de nuestros contrincantes hasta dejarnos completamente al descubierto. De este modo, escondernos tras una caja de madera sólo nos mantendrá a salvo unos instantes, mientras que las piedras o el cemento siguen siendo más duraderas. El sistema de apuntado y disparos mantiene el buen nivel al que nos tenía acostumbrados la saga. De hecho no encontramos demasiadas diferencias entre los otros juegos y este.
Con lo que sí ha evolucionado este apartado es mediante la inclusión de un nuevo sistema de sigilo. Por primera vez en la franquicia, aparecerá sobre los enemigos un indicador que nos avisa de su estado de alerta. Los matorrales o hierbas altas de nuestro entorno servirán para pasar desapercibidos cuando estemos cerca de los soldados, que se acercarán a investigar si su indicador se pone amarillo. Cuando pase a naranja, habrá llegado el momento de disparar primero y preguntar después. Es aquí donde encontramos uno de los puntos a mejorar de Uncharted 4. Al igual que sucedía en el anterior título de Naughty Dog, The Last of Us, la inteligencia artificial del juego no da la alerta cuando nuestros acompañantes se mueven a la vista de los enemigos. Es cierto que la tarea no debe resultar fácil de implementar, pero llama la atención que aunque sí que vemos cómo los aliados se esconden cuando nosotros lo hacemos, o neutralizan a un enemigo por la espalda cuando Nathan hace lo propio, a nuestros rivales no les molesta tanto su presencia como la nuestra.
La escalada también utiliza las mecánicas ya conocidas, pero ahora dispondremos de un mayor número de opciones para llegar hasta nuestro objetivo. Existen varias rutas igual de válidas para desplazarnos de un punto a otro en las que en ocasiones tendremos que sufrir o aprovecharnos de otra de las novedades de esta entrega. Se trata de algunas zonas resbaladizas en las que todo nuestro margen de maniobra se limitará a movernos hacia los lados para no chocar contra las rocas y saltar en el último instante para poder agarrarnos a un saliente o clavar nuestro gancho para no caer al vacío.
En determinados momentos nos veremos obligados a resolver los típicos puzles que los juegos de este género acostumbran a incorporar. Aunque tendremos que pensar un poco cual es la forma correcta de solucionarlos, siempre podremos contar con algunas de las pistas que nos darán nuestros compañeros, o consejos adicionales que agilizarán nuestra capacidad resolutiva.
Los capítulos en los que disponemos del coche son también en los que más terreno tendremos por explorar. Se trata de grandes espacios de terreno por recorrer, en los que encontraremos diferentes ruinas o casas abandonadas. En cualquier momento podremos bajarnos del vehículo para investigarlas y volver a retomar nuestro camino cuando lo consideremos oportuno. Las animaciones de los personajes cuando subimos y bajamos del vehículo están realmente cuidadas, y en función de nuestra disposición y la del terreno en el que nos encontremos, los personajes entrarán al coche de una forma u otra.
Del mismo modo destaca el uso del cabrestante del que dispone nuestro jeep. No sólo por detalles como que Nathan se lo pase de una mano a otra cuando cambia su orientación respecto al 4×4, si no porque cuando queremos engancharlo a algún sitio para superar un obstáculo o derribar una estructura, no lo haremos acercándonos a ese elemento y pulsando un simple botón. Tendremos que rodearlo como haríamos en la vida real y después enganchar el extremo del cabrestante al hilo de metal. Como decíamos, pequeños detalles que ayudan a hacer grande un título como este.
Pero el punto fuerte del juego no es otro que su calidad gráfica. El apartado técnico de Uncharted 4: El Desenlace del Ladrón, es simplemente lo mejor que hemos visto nunca en una videoconsola de sobremesa. Ha tenido que ser este el juego que de un golpe sobre la mesa y demuestre definitivamente dónde está el salto generacional entre estas máquinas y sus predecesoras. El resultado visual que los desarrolladores han conseguido aquí es inmejorable. Por primera vez en la saga los modelados de las secuencias son exactamente los mismos que durante el gameplay, y se nota con creces.
Por si esto fuera poco, la dirección de arte también es la mejor de toda la franquicia. Los escenarios interiores están pensados hasta el más ínfimo elemento, y no tenemos palabras para describir la belleza de los niveles exteriores. El modo en el que la naturaleza se funde con restos del paso del hombre en algunas localizaciones nos ha llevado a detener el juego en multitud de ocasiones, para exprimir al máximo el maravilloso modo foto que muy acertadamente ha sido introducido, y al que podremos acceder en cualquier situación desde el menú de pausa. Aunque lo que vemos ya resulta casi perfecto de por sí, los diferentes filtros, marcos y opciones que el modo foto nos ofrece permiten renderizar unas imágenes que bien podrían ser mostradas en una exposición.
La distancia de dibujado ayuda notablemente en este aspecto, en el que nuestra presencia en primer plano destaca la lejanía de las montañas, los arrecifes a nuestros pies, o las aves que vuelan a cientos de metros de distancia. Si a esto le añadimos los elementos climatológicos, como una fuerte lluvia o nieve, y el modo en el que interactúan con los diferentes materiales, obtenemos un realismo sencillamente abrumador. Merece la pena detenerse a mirar cómo cada mota de polvo se vislumbra a través de un haz de luz, o cómo el fuego que nos rodea parece completamente real. (Aunque en este caso lo mejor será sacar a Nathan de ahí lo antes posible).
La iluminación y las físicas brillan con luz propia en reflejos sobre el agua, charcos o zonas de barro en las que nuestro paso hace saltar la masa en todas direcciones, y deja un rastro que permite distinguir a la perfección por donde hemos venido.
El modo Campaña se mueve a 1080 píxeles y 30 imágenes por segundo, y nos chocó encontrar un par de bajadas de frame-rate puntuales, que pueden estar resolviéndose con los diferentes parches que el juego está recibiendo estos días. Sí que alcanza los 60 frames estables por segundo el modo multijugador, donde todo luce igual de bonito pero en entornos con menos elementos en pantalla.
Y el juego se escucha igual de bien que se ve. La banda sonora denota epicidad por los cuatro costados, y ayuda en cada episodio a meternos más y más en el juego hasta llegar a su clímax cerca del final del juego, en un momento que no os vamos a contar, pero que seguro que identificaréis cuando llegue. Merece la pena incluso subir el volumen cuando aparecen los créditos finales.
Uncharted 4 llega totalmente doblado al castellano con las mismas interpretaciones que en entregas anteriores. La voz de Sam, al que da vida Gabriel Jiménez (Lincoln Burrows en Prison Break), encaja asombrosamente bien con su personaje, y transmite la relación fraternal que el título necesita para llegar al jugador.
Las diferentes acústicas cuando estamos bajo el agua, caminando, en medio de una persecución están notablemente implementadas. Bien se puede comprobar cuando llevamos puesto nuestro equipo de buceo o nos alejamos de un compañero con el que mantenemos una conversación.
Nuestra primera incursión con la historia de la campaña nos ha llevado 18 horas en modo difícil, pero terminar esta trama no supone el fin del juego. Al completar la última aventura de Nathan Drake se nos proporcionan una serie de monedas canjeables por diferentes opciones jugables. Eliminar la gravedad, munición ilimitada, elegir el traje que lleven los personajes en cada momento o diferentes formas de renderizado entre las que se incluyen pixelado, negativo o cell-shading, son sólo algunos de los incentivos para invitarnos a probar el juego de nuevo con otro enfoque.
El Modo Multijugador
Quienes tengan suficiente con una sola vez, también tendrán la opción de invertir su tiempo en el divertido modo multijugador online. Esta opción ofrece de momento 8 mapas con combates en Duelo por Equipos, Comando, en el que tendremos que conquistar zonas marcadas, y Saqueo, en el que deberemos transportar un ídolo desde un punto del mapa hasta nuestros cofre para hacernos con la victoria.
Por cada victoria o adversario neutralizado recibiremos una serie de recompensas que podremos intercambiar en la tienda por nuevas skins, personajes como Chloe de las anteriores entregas y accesorios para personalizarlos, o diferentes burlas y celebraciones para utilizar en nuestras batallas.
A las mecánicas incluidas en el modo Campaña se unen aquí la habilidad de cargar el gancho para atacar directamente con él a nuestros enemigos y el uso de diferentes objetos místicos que liberan potenciadores y handicaps en función del equipo que los utilice. También aparece aquí el uso de los compañeros en combate. Estos NCP (personajes controlados por la IA) realizarán tareas de sanación en nuestras filas o dañarán a los miembros del equipo rival sirviéndonos de apoyo mientras sigan con vida.
La tienda dispone de un sistema de microtransacciones mediante el que podremos comprar monedas vituales a cambio de dinero real para desbloquear todas las apariencias y accesorios sin tener que ganárnoslo en el campo de batalla. Esto acelerará notablemente la velocidad de adquisición de elementos, aunque jugando con normalidad ya se consigue una buena cantidad de dinero para el juego.
Nuestra conclusión es que Uncharted 4: El Desenlace del Ladrón es el broche de oro que una saga como la protagonizada por Nathan Drake merece para poner fin a su aventura. Se trata sin lugar a dudas del juego que justifica la compra de una PlayStation 4, y del título que todo poseedor de la última sobremesa de Sony debería probar si quiere sacarle el máximo rendimiento a su consola.
Si a una saga caracterizada por rozar la perfección se le añaden una mejor presentación de los personajes, una mejor historia, y un increíble apartado audiovisual, se obtiene un resultado que ofrece todo lo que cualquier jugador podría pedir a un juego de este género.
Naughty Dog ha conseguido su propósito. Aquel intrépido aventurero que recorría el mundo en busca de fortuna en Uncharted: El Tesoro de Drake, se ha convertido en todo un icono de la industria del videojuego, y con esta cuarta entrega, el estudio de desarrollo nos deja un juego que será una referencia y un ejemplo de cómo se debe crear un título que será recordado durante años.