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Acostumbrados a los juegos de la saga Killzone por los que siempre hemos identificado al estudio holandés Guerrilla Games, a todos nos entraron las dudas cuando se empezó a rumorear que los mismos desarrolladores estaban ahora metidos de lleno en la creación de un nuevo título de rol de los de toda la vida. Y no solo eso, si no que iba a estar ambientado en un mundo postapocalíptico en el que los humanos se enfrentarían a dinosaurios mecánicos en su lucha por la supervivencia.
No es que dudásemos de las capacidades del estudio, ya que los Killzone siempre han cumplido en líneas generales con las expectativas, y a nivel técnico cada juego explotaba al máximo las capacidades de la consola, pero embarcarse en un desarrollo tan largo como este, con la inversión y el riesgo que suponen, fue una decisión arriesgada que nos dejó a todos boquiabiertos.
Sin embargo el experimento difícilmente podía salir mejor. Horizon: Zero Dawn ya se encuentra en las tiendas de todo el mundo, y su protagonista, Aloy, se ha convertido con todo el derecho en uno de los nuevos iconos femeninos de la industria de los videojuegos. Guerrilla Games por fin se ha salido del encasillamiento de «creador de shooters» en el que estaba confinado, y por suerte para todos, parece que ahora sus desarrolladores son capaces de cualquier cosa.
Este es nuestro análisis de un título que supone un grito de rebeldía, una muestra de inconformismo y un reto de superación que bien pueden servir de referencia tanto para los nuevos y pequeños estudios, como para aquellos consagrados con gran presupuesto que en ocasiones parecen haber perdido la esencia de la creación de videojuegos. Esto es lo que pensamos de Horizon: Zero Dawn.
https://www.youtube.com/watch?v=1fjg-B-mIHo
Como decíamos, el juego que analizamos se caracteriza por asumir riesgos y afrontar retos a los que no se está acostumbrado, tanto para el estudio, como para la protagonista o nosotros mismos cuando comenzamos nuestra primera partida. Horizon: Zero Dawn nos presenta un mundo postpostpostapocalíptico, como sus propios creadores lo definen, en el que tribus salvajes conviven nada menos que con dinosaurios mecanizados. Con esta premisa surge nuestra primera gran duda. ¿Robots dinosaurios? ¿En plan… como Terminator pero con dientes y alas? Ya sabéis que aquí nos tomamos muy en serio el argumento y la narrativa de cada título que analizamos y caray, dicho así, parecía difícil que nos hicieran creer que había algún tipo de explicación racional para ello.
Pues la hay. Y no sólo la hay, si no que esta explicación no se limita al clásico «hay un malo malísimo que crea monstruos porque quiere destruir el mundo». No vamos a poder contárosla por aquí, porque además de ser spoilers como catedrales, gran parte del misterio y la gracia que envuelven a Horizon consisten en ir descubriéndolo poco a poco a medida que avanzamos.
Tendréis que completarlo para comprobarlo por vosotros mismos, o confiar por el momento en nosotros para poder continuar encajando las piezas de este análisis. De acuerdo, dinosaurios mecanizados armados hasta los dientes, nada fuera de lo común. Una vez asumido, sólo nos queda disfrutar de la épica historia de Aloy, una niña huérfana que ha sido adoptada por Rost, un paria de la tribu salvaje de los Nora al que no se le permite acceder a la aldea, lo que le obliga a criar a nuestra joven protagonista rodeados de peligros a pocos metros de su hogar. Lejos de suponer un problema, Rost trata de educar a Aloy compaginando su día a día con formación en técnicas de caza y supervivencia. En el horizonte tienen una fecha señalada. El día de la prueba anual en el que todos los jóvenes mayores de edad, tanto parias como de la tribu Nora tienen derecho a demostrar su valía y poder unirse así al grupo de cazadores de la aldea.
Tantos años de entrenamiento y disciplina para poder ser la mejor… todo tenía que salir bien para que Aloy pudiera dejar de ser una paria. Sin embargo, todo salió mal. No os contaremos qué pasa, pero a raíz de los acontecimientos del día de la prueba, nuestro personaje se ve obligado a recorrer el mundo sin descanso en busca de responsables, en busca de motivos, y en busca de la verdad oculta en el extraño planeta en el que ha vivido todo este tiempo sin que nadie le diera explicaciones.

Horizon: Zero Dawn es un juego de mundo abierto en el que en todo momento tendremos marcada en nuestro mapa la ubicación de la siguiente misión principal, pero también las posibles misiones secundarias que se encuentren activas en cada momento, así como multitud de encargos, recados y retos de las zonas que vayamos descubriendo. Para ello tendremos que trepar a lo más alto de los Cuellilargos que patrullen cada territorio. Estos enormes dinosaurios de metal se caracterizan, como su propio nombre indica, por poseer un tamaño y un cuello descomunales, lo que nos permite descubrir el entorno que nos rodeo y avistar objetivos y campamentos enemigos.
Una vez tengamos claro nuestro rumbo, podemos continuar resolviendo los misterios del mundo de Aloy como hemos dicho mediante las misiones principales u optar por conocer un poco mejor a ciertos personajes clave y las gentes que lo habitan mediante las misiones secundarias. Aquí debemos hacer un parón para destacar uno de los grandes aciertos de los desarrolladores de este título. Lejos de ser simples o repetitivas, las misiones secundarias de Horizon son realmente ingeniosas y divertidas, y presentan al jugador diferentes enfoques y situaciones en las que hacer uso de las habilidades de Aloy.
Cada misión de este tipo se caracteriza por la compañía de uno o varios personajes secundarios cuyas motivaciones resultan bastante creíbles y válidas. Y no sólo eso, si no que nos obligan a afrontar estrategias de batalla y tomar decisiones que en la trama principal no tendrían cabida, lo que hace que las secundarias se conviertan en algo necesario y con todo el sentido del mundo. Todo aquello espectacular o divertido que no encajaba con el tono de la historia principal ha sido incluido mediante una misión secundaria. Y si algo no tiene el suficiente empaque o contenido como para ser una secundaria, no han forzado la situación, si no que se queda marcado en el mapa como un simple reto o recado que podemos decidir hacer o no, en función de la prisa que llevemos.

A lo largo de estas misiones y encargos nos desplazaremos por el mundo escalando, descolgándonos por tirolinas, corriendo, nadando o saltando, al mismo tiempo que iremos descubriendo la variedad de máquinas a las que podemos domar y montar o con las que enfrentarnos. Algunas son pacíficas por defecto, pero atacarán si se ven acorraladas. Otras sin embargo son auténticas asesinas en serie, y tratarán de liquidarnos en cuanto tengan contacto visual con nosotros.
En estas situaciones es donde reside el segundo gran acierto del juego. Los combates son exigentes, y podemos morir al recibir unos pocos golpes, pero al mismo tiempo son realmente divertidos y satisfactorios cuando estamos cerca de humanos, máquinas o ambos, y comenzamos a trazas nuestra doble estrategia de ataque/supervivencia. El ecosistema de Horizon: Zero Dawn está perfectamente integrado, y en ocasiones las tribus enemigas se enfrentarán contra las aliadas, o contra máquinas asesinas. En otras tal vez un feroz Atronador, (la máquina más mortífera y letal de todas), esté luchando contra otras máquinas facilitándonos parte del trabajo e incitándonos a dejarle terminar. También puede que tratemos de ayudar a un aldeano con un par de enemigos y de repente nos veamos envueltos en una refriega en la que nos toque abatir una temible Avempestad armada con electrocuzantes rayos y misiles. Mantenerse escondidos en la maleza para evitar que nos vean siempre es una buena opción.
Si nos enfrentamos a humanos podemos dejarnos guiar por el instinto básico. Apuntar con flechas a su cabeza, asestar golpes directos con nuestra lanza, o prender fuego a sus depósitos de combustible para hacerlos explotar y sembrar el caos pueden ser técnicas igualmente efectivas. Sin embargo, cuando las máquinas están de por medio, conviene saber exactamente a qué nos estamos enfrentando, ya que éste será el único modo de acertar en sus puntos débiles para ir desarmándolas poco a poco, o poder derribarlas utilizando cables que podemos anclar a diferentes rocas y terrenos.
Un mismo enfrentamiento puede resolverse de multitud de formas distintas en función del terreno hacia el que nos movamos, de si contamos o no con aliados, o de los recursos de los que dispongamos, y esto hace que en ningún momento tengamos la sensación de estar repitiendo combates, por lo que podemos estar horas enfrentándonos a enemigos similares sin llegar a aburrirnos.

A lo largo del mapa que vamos recorriendo nos encontraremos también con otros seres vivos como mapaches, jabalís, zorros, peces o ratas a los que podremos cazar para mejorar nuestras capacidades de inventario, y así aumentar nuestros recursos disponibles, que del mismo modo podremos extraer cortando ramas o flores del campo.
Con estos y otros materiales que vayamos extrayendo de las máquinas derribadas o saqueando de los cadáveres enemigos podremos crear nuevos recursos o comerciar con los muchos mercaderes que encontraremos en los asentamientos. Uno de los puntos a mejorar en el juego es precisamente este apartado, ya que los objetos que nos ofrecen no son demasiado variados, y podemos acceder a casi la totalidad de ellos desde el principio de la aventura, lo que hace que se termine echando en falta ese «mercader secreto que vende los mejores productos» tan típico de los juegos de rol como este.
A ellos podremos comprarles nuevas armas y municiones, recuperar objetos vendidos con anterioridad, o vestir mejores armaduras que nos ayuden en nuestro día a día. De este modo iremos mejorando poco a poco nuestra potencia de ataque y nuestra defensa, algo que nos será de gran ayuda no sólo para continuar el hilo de la historia, si no también para completar desafíos de caza en los que nos enfrentaremos a muchos enemigos y que nos pondrán en serios apuros si no estamos lo suficientemente preparados.
Otras zonas a explorar son los calderos, antiguas instalaciones de los antiguos habitantes del planeta en las que tras atravesar peligrosas ruinas y abatir las máquinas que las custodian podremos conseguir la tecnología que nos permitirá comprender el funcionamiento de algunos dinosaurios mecanizados y sabotearlos para lograr que sirvan a nuestra causa ya sea sirviéndonos de montura o escoltándonos en nuestro viaje.

Por último se encuentra la posibilidad de capturar campamentos enemigos, poblados por mercenarios enemigos a los que deberemos abatir sigilosamente y evitando que den la alarma si no queremos vernos envueltos en una lluvia de flechas y cañonazos. Para ello resultará muy útil utilizar el Foco, un dispositivo de realidad aumentada que Aloy encontró durante su niñez y que nos permitirá resaltar los movimientos de los enemigos, así como sus rutas, sus rastros y otros objetos de valor que pueden facilitarnos nuestro viaje.
Una vez lo hayamos conquistado los miembros de algunas de nuestras tribus aliadas llegarán para asentarse en él y nos permitirán descansar, guardar partida y comerciar siempre que pasemos por ahí a partir de entonces. Además ganaremos una buena cantidad de experiencia, que sumada a la obtenida al completar misiones principales y secundarias o al abatir máquinas, nos servirá para mejorar nuestro árbol de habilidades.
Este es otro de los aspectos que aporta el punto de rol clásico a Horizon. A medida que vayamos consiguiendo puntos de habilidad podremos ir decidiendo qué capacidades de Aloy nos interesa más desarrollar, de forma que podremos dar prioridad a la fuerza, al sigilo, a la velocidad, a la defensa… Si jugamos lo suficiente podremos terminar completando todo el árbol, pero mientras tanto conviene pensar sabiamente en qué tipo de superviviente nos queremos convertir.
Siguiendo con el aspecto «rolero» nos ha llamado la atención el sistema de toma de decisiones, que pese a no constar de gran complejidad ni trascendencia salvo en determinadas situaciones, sí que transmite la sensación de ser decisivo respecto a las relaciones que Aloy forja con los personajes con los que interactúa.

En el plano técnico, Horizon: Zero Dawn es probablemente lo mejor que hemos visto nunca funcionando en una PlayStation. Obviamente, el modo HDR y la opción de ofrecer resoluciones 4K que podemos aprovechar con una PS4 Pro facilitan mucho el trabajo, pero es que el Decima Engine que Guerrilla Games ha desarrollado para crear este título tal y como lo veían en sus mentes, es una auténtica maravilla.
Detalles como la iluminación, los reflejos en el agua o incluso en el brillo de los ojos de los personajes, (con toda seguridad los ojos más realistas que hemos visto nunca), nos han dejado en más de una ocasión con la boca abierta. Y además los chicos de Guerrilla han sabido sacarle el máximo partido posible ofreciéndonos un juego lleno de explosiones y de efectos climatológicos, y en el que han incluido animaciones para prácticamente todo lo que se nos pueda ocurrir. Desde ver como nuestro personaje levanta la mano para sentir las primeras gotas de agua o copos de nieve de una tormenta, hasta gestos de cansancio tras correr o trepar por una montaña, pasando por aspavientos y movimientos con los que Aloy se aparta el pelo de la cara o se seca el agua.
Tal vez el único punto que nos ha hecho torcer el gesto sean las conversaciones individuales con personajes secundarios. En ellas se pueden apreciar ausencias de gestos faciales y movimientos antinaturales a la hora de hablar, lo que nos rompe un poco la inmersión y nos incita a fijarnos en la sincronización labial, que tampoco siempre mantiene el nivel deseado. En cualquier caso, le perdonamos todo esto gracias al increíble y acertadísimo modo foto que han decidido incluir en el juego, y que nos permite capturar instantáneas de ensueño.

Sí que nos ha convencido sobradamente el apartado acústico. La banda sonora es una delicia 100% apropiada que nos acompaña desde el inicio de nuestro viaje y nos permite empatizar con las emociones de Aloy en cada momento de estrés, tristeza, alegría, misterio o descubrimiento. Del mismo modo, los sonidos metálicos y rasgados de las máquinas que nos vamos encontrando resultan creíbles y encajan perfectamente con lo que vemos en cada momento.
Algo más aburridas nos han sonado las voces de los aldeanos y enemigos. No porque sean malas, si no porque las tenemos más que grabadas en la cabeza debido a la extrema escasez de voces de doblaje que padecemos en nuestro país los últimos años. Entre que muchas de ellas suenan siempre igual, y que otras muchas siempre dicen lo mismo, hacia la segunda mitad del juego se pierde la curiosidad por saber qué tienen que decirnos la mayoría de ellos a no ser que nos llamen la atención por algo extraño o divertido.

Nuestra conclusión tras disfrutar las aproximadamente 35 horas que nos ofrece el juego entre hilo principal y misiones secundarias, es que Horizon: Zero Dawn es una apuesta de la que los chicos de Guerrilla Games salen vencedores.
Cuando nadie lo esperaba, este estudio holandés se ha sacado de la manga un muy entretenido juego de rol que pese a beber claramente de otros títulos como The Witcher o Assassin´s Creed tiene una fuerte personalidad propia, y que ofrece una jugabilidad adictiva y unos combates innovadores. Le hemos encontrado algunos puntos que podrían pulirse un poco más, y que a buen seguro mejorarán en una más que probable segunda entrega, pero en líneas generales el acabado es sobresaliente a nivel jugable y técnico.
Horizon: Zero Dawn se ha sacado un conejo de la chistera presentándonos a Aloy, una gran guerrera incansable que no se detendrá hasta descubrir todos los misterios que esconde el mundo que la rodea. Estamos encantados de poder haberla acompañado en este viaje, y esperamos poder hacerlo en muchos más.
Entusiasta de la tecnología y el sector del entretenimiento. Héroe de pueblos humildes, entrenador Pokémon, francotirador, piloto de carreras, estrella del fútbol, matazombies, cazarrecompensas, Bandicoot, Jefe Maestro… Amante de las grandes historias en el formato en el que mejor puedan ser contadas.
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