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Desde la llegada de las consolas de nueva generación a nuestras casas, muchas compañías y estudios de desarrollo han visto la oportunidad de recuperar algunas de sus licencias más clásicas para ofrecer a los jugadores una nueva versión de los títulos que se lanzaron hace años, ya sea mediante una simple remasterización o un completo reboot o remake.
Como es natural, no todos estos proyectos han tenido la misma acogida entre los usuarios, y algunos títulos han recibido mejores críticas que otros, generalmente de forma proporcional al esfuerzo y dedicación que los desarrolladores del juego han invertido para alcanzar una experiencia plenamente satisfactoria.
Renovar las texturas y publicar la remasterización, o limitarse a rehacer un clásico de la industria con los motores gráficos actuales, no es ni mucho menos suficiente. Los tiempos han cambiado. Cada vez tenemos más experiencia con los videojuegos, y nos hemos vuelto mucho más exigentes. Ya no sirve con que un juego sea bueno en su género, si no que además tiene que cumplir en el resto de sus facetas. La muestra más clara de esto es que un 7 en un análisis ya no es lo que era hace unos años.
Todavía hay estudios que no han asimilado esta realidad, pero por suerte para nosotros, Bethesda sí que parece entender el momento que vive esta industria. Recuperar la Ip del clásico DOOM y adaptarla a los tiempos que corren era todo un reto, y el estudio a cargo del desarrollo de este reboot de la saga, Id Software, ha tratado de realzar las virtudes del shooter que vio la luz por primera vez en 1993 y disimular sus carencias en busca de un juego de disparos innovador.
¿Han logrado su objetivo? ¿Son los puntos fuertes de DOOM capaces de ocultar sus defectos? Aquí está nuestro análisis. Bienvenidos al infierno.
https://www.youtube.com/watch?v=QP5Ts1-Gu7Y
Para empezar con buen pie, diremos que Id Software ha sido valiente con su propuesta, y el riego ha tenido su recompensa. En un momento en el que los shooters suelen centrarse cada vez más a su modo multijugador, dejando de lado (o incluso olvidando) el modo campaña tradicional, el estudio de Bethesda se ha atrevido a lanzar al mercado un juego de disparos en el que la trama individual es el pilar sobre el que se construye el resto del proyecto.
Lo primero que hacemos tras comenzar el nuevo DOOM es liberarnos de nuestras cadenas y comenzar a partir cráneos. Sin explicaciones, sin preámbulos. ¿Para qué? Estamos ahí con el objetivo de matar a cuantos más demonios mejor, y poco o nada parecen importar los hechos que nos han llevado a despertar en Marte, en una estación plagada de las peores criaturas del infierno. A medida que avanzamos en la historia el juego intenta de nuevo contarnos brevemente qué está sucediendo mediante algunas comunicaciones por radio o un par de encuentros breves. En función del tipo de jugador que seáis prestaréis más o menos atención, pero el argumento no es ningún rompecabezas.
Nuestro primer arma es una pistola de plasma recargable que no resulta demasiado efectiva, pero nos sirve para abrirnos paso ante los numerosos enemigos que se nos presentan en las dos primeras salas que atravesamos. Tras abatirlos, una retransmisión desde un monitor trata de explicarnos qué está sucediendo, pero nuestro protagonista arranca la pantalla y la lanza contra la pared. Inmediatamente después conseguimos nuestra primera escopeta, y empieza la fiesta.
Durante las 8 primeras misiones de las 13 que contiene el modo campaña, los demonios que amenzan nuestra existencia van aumentando tanto en tipo y número como en resistencia y dificultad. Los enemigos más clásicos de la saga como barones del infierno, las almas perdidas y los revenant regresan con más animaciones que nunca, tanto cuando nos atacan como cuando les descuartizamos o les partimos en dos con nuestra motosierra.

Especialmente frenéticos son los escenarios de los nidos como el que podéis ver en el centro de la imagen superior. Se trata de una serie de esferas interdimensionales que, como no, destruimos brutalmente llamando la atención de numerosos demonios que aparecerán de inmediato para aniquilarnos.
En DOOM no hay sitio para los camperos ni los temerosos. La IA de los enemigos está muy bien implementada, y cuando nos encontramos en mitad de un enfrentamiento. Nos rodearán y nos lanzarán bolas explosivas, por lo que las únicas opciones que nos quedan son correr y disparar, o disparar y correr. Los ataques cuerpo a cuerpo son, además de una alternativa, un sangriento espectáculo no apto para menores de edad que sin embargo no tendrán efecto a no ser que el rival al que ataquemos se encuentre poco menos que moribundo.
La inferioridad numérica en las batallas es prácticamente insultante, y por momentos nos sentimos rodeados por un ejército demoníaco imposible de flanquear. Para poder tomar aliento tendremos que pausar el juego, pero sí que podremos abrirnos paso si sabemos cómo y cuándo utilizar cada arma en función de sus características. Rifles semiautomáticos para ataques a distancia, lanzamisiles para enemigos pesados, escopetas cuando se nos echen encima, y granadas o artefactos disuasorios cuando varios enemigos se encuentren en una misma zona. Como si de un juego de lucha se tratase, podríamos decir que los combos en DOOM se realizan cambiando de arma en el momento exacto. Dominar estas técnicas comienza siendo un reto, y termina siendo un arte.
La dificultad del juego es elevada, pero la satisfacción de eliminar una horda enemiga o abatir a uno de los jefes que nos encontraremos bien merece la pena el esfuerzo.
Los chicos de Id Software han incluido junto a toda esta descarga de adrenalina una serie de curiosos coleccionables que no se limitan a almacenarse en un inventario, si no que tienen diferentes funciones:

Los más simpáticos son sin duda los muñeco de Marines de UAC distribuidos por los lugares más recónditos del mapa. Además de interactuar levemente con ellos como se muestra en sobre estas líneas, los modelos de los soldados a los que represenan pueden visualizarse en una galería desde el menú de pausa.
También encontraremos diferentes notas que describen los escenarios y los acontecimientos que en ellos se han producido, y podremos desbloquear definiciones de los enemigos que nos encontraremos durante nuestra partida donde se nos explican sus orígenes y sus funciones como sirvientes del señor de las tinieblas.
Otros de los incentivos por explorar a fondo cada rincón del mapa son las fichas de pretor, que nos permiten mejorar algunas características de nuestro traje como el ataque cuerpo a cuerpo a mayor distancia, o los orbes de energía que aumentan nuestra capacidad máxima de salud, armadura y munición.
Por último encontramos las pruebas de runas, mediante las que seremos transportados a una dimensión alternativa en la que debemos superar distintos retos en un tiempo establecido, como eliminar a un número de enemigos con un arma concreta o desplazarnos de un punto a otro en una carrera contrarreloj en la que cada demonio derribado suma algunos segundos a nuestro favor.
Del mismo modo podríamos contar como coleccionables las diferentes municiones de nuestro arsenal, que tendremos que saber racionar en determinados momentos para no quedarnos sin balas en pleno combate, y que también pueden conseguirse aniquilando a algunos enemigos en diferentes condiciones.

La ambientación de los escenarios alterna tanto la superficie marciana como los oscuros niveles del inframundo con una buena dirección artística en la que la sangre y los cuerpos desmembrados son recurrentes. A nivel técnico, el apartado gráfico presenta luces y sombras por igual. Los modelos y las animaciones de los enemigos resultan llamativos y cumplen sobradamente con su función, al igual que la iluminación y algunas texturas. Otras sin embargo resultan algo sencillas, y la distancia de dibujado no destaca en ningún momento del juego debido a la linealidad de los niveles y a su desarrollo en escenarios cerrados.
El modo campaña funciona a algo menos de 1080p y 60 frames por segundo, que en la versión de Xbox One donde hemos probado el título se mantienen estables en la primera mitad del juego. Tal vez debido al elevado número de enemigos en pantalla, en los capítulos finales hemos sufrido algunos bajones brutales en el refresco de imágenes por segundo, llegando incluso a observar cómo la pantalla se quedaba bloqueada durante algunos segundos, algo que nunca nos había sucedido en anteriores análisis. No obstante, es posible que esto no suceda en las versiones de PlayStation 4 y PC, donde algunos compañeros nos han confirmado no haber tenido los mismos problemas.
Por desgracia para nosotros, este no es el único defecto que hemos encontrado en nuestra experiencia con DOOM. Además de tiempos de carga más largos de lo deseable, especialmente cuando queremos reintentar una prueba rúnica, al terminar la misión número 12, y tras apagar la consola, la restauración de la partida guardada nos situó en un escenario donde toda la interacción con monitores y pulsadores se encontraba bloqueada, obligándonos a reiniciar el capítulo desde el principio. Al menos pudimos aprovechar para recoger algunos coleccionables que habíamos dejado olvidados.

Sí que encontramos destacable el apartado sonoro del juego construido sobre una mezcla de sonidos demoníacos con guitarras eléctricas, más pausado en las zonas de plataformas y exploración, y acelerado cuando entramos en combate. El rock duro de DOOM activa nuestros sentidos y nos pone en tensión en los momentos de acción, ayudando a soltar adrenalina con cada disparo.
Bethesda se ha encargado de hacernos llegar el juego completamente doblado al castellano. Pese a que apenas escuchamos unas cinco voces humanas durante nuestro recorrido, la interpretación se resuelve correctamente, sin elementos a destacar ni errores criticables.
Para terminar nuestra valoración sobre el modo campaña, queremos apreciar los diferentes guiños a los juegos originales que desde Id Software han incluido en este reboot. Especialmente los niveles ocultos que nos permiten jugar en escenarios clásicos de la franquicia, con sus píxeles y sus dos dimensiones características de los años 90. No siempre los desarrolladores se animan a premiar a los fieles seguidores de sus sagas con propuestas como esta, y es de agradecer el cariño y la dedicación que este caso han invertido para conseguir incorporarlas.

El Modo Multijugador y Snapmap
Pero no sólo de su campaña vive DOOM. Una vez terminadas las 10 horas que aproximadamente podemos emplear en terminar el modo historia, el juego de Bethesda nos propone dos alternativas que estirarán considerablemente su vida útil.
Por un lado encontramos el modo multijugador. En él se nos permite participar en intensas batallas por equipos de 6 contra 6 en variadas y diferentes modalidades de juego, en las que nos ha llamado la atención la capacidad de reaparecer inminentemente tras ser abatidos, y sin necesidad de esperar varios segundos como sucede en otros títulos de disparos. Además de los clásicos enfrentamientos en los que nuestro objetivo se reduce en conseguir más muertes que el equipo rival en un determinado tiempo, y en capturar zonas, en DOOM encontramos un nuevo tipo de combates en los que la zona a capturar se desplazará cuando nos encontremos dentro de ella, y en los que tendremos que conseguir llevarla hasta un punto establecido.
También se encuentran disponibles las partidas en modo Cosechar Almas, en las que cada rival abatido liberará un alma que debemos recoger para sumar más puntos que nuestros adversarios. Otra opción es el modo Tocar y Congelar, en el que paralizaremos a los miembros del otro equipo al causarles daño, dejándoles inmovilizados hasta que uno de sus compañeros entre en contacto con ellos. Y si queremos disfrutar de diferentes condiciones y reglas en partidas consecutivas sin tener que cambiar de sala online, siempre podremos elegir otras dos opciones del menú que irán alternando los modos mencionados anteriormente en cada combate.
Este sistema multijugador cuenta con algunas características especiales, como la capacidad de convertirnos en demonios como los revenant, barones del infierno y muchos otros al conseguir una de las runas del infierno que aparecerán ocasionalmente en el mapa, o al abatir al usuario que se nos haya adelantado consiguiendo la piedra demoníaca.

Al terminar cada partida recibiremos una cantidad de experiencia proporcional a nuestros logros en la batalla, con la que podremos ir subiendo de niveles para desbloquear distintas armaduras, colores, shaders y gestos que serán equipables en nuestros personajes. De esta forma cada jugador puede modificar la apariencia de su soldado y presumir o burlarse de sus adversarios.
La otra alternativa a la campaña es el Snapmap, un modo que nos permite crear nuestros propios niveles utilizando la mayoría de los elementos disponibles en el juego, y guardarlos o compartirlos online con otros jugadores de forma que todo el mundo pueda disfrutar de nuestras creaciones.
Una vez publicados, este sistema de juego dispone de un buscador para encontrar un nivel en concreto, o disfrutar de los mapas más jugados, más recientes y mejor valorados. Algunas de las creaciones son realmente espectaculares, y merece la pena comprobar lo que los fans de la saga DOOM son capaces de hacer.

La conclusión a la que llegamos al terminar de analizar este juego es que el género de los shooters no debe limitarse a las fórmulas ya de sobra conocidas, presentadas por títulos como Call of Duty o Battlefield. Ese estilo de juego es absolutamente necesario para muchos de los jugadores, pero no suele aportar una experiencia que se diferencie de las que ofrecen el resto de obras.
Bethesda ha apostado por ir contracorriente, y centrarse en ofrecer un intenso y frenético modo campaña como hace mucho tiempo que no se encontraba en los títulos de disparos, y esto otorga al nuevo DOOM una personalidad propia que permite distinguir claramente su propuesta de la de los demás. Una propuesta completada con un modo multijugador y un modo de creación de niveles, a los que pronto se sumará un modo foto, y que deja un buen sabor de boca a quienes se decidan a probar algo diferente.
DOOM prescinde de una enrevesada narrativa y ofrece acción sin descanso convirtiéndose en un juego obligatorio para los fans de la saga, que presenta sin embargo algunas deficiencias en su versión para Xbox One que deberían ser subsanadas lo antes posible para que no manchen el buen recuerdo que este título se merece.
Entusiasta de la tecnología y el sector del entretenimiento. Héroe de pueblos humildes, entrenador Pokémon, francotirador, piloto de carreras, estrella del fútbol, matazombies, cazarrecompensas, Bandicoot, Jefe Maestro… Amante de las grandes historias en el formato en el que mejor puedan ser contadas.
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